Hace casi dos años, el Acuerdo de París marcó una unificación sin precedentes para combatir el cambio climático. Ahora, uno de los países pilares de él ha decidido abandonarlo.
Este acuerdo se hizo con el objetivo de lograr que el aumento de las temperaturas se mantuviera muy por debajo de los dos grados centígrados con respecto a la era preindustrial. Además, comprometía a los firmantes a realizar esfuerzos para limitar este aumento a 1.5 grados como máximo, lo cual, a la larga, reduciría significativamente los riesgos y los impactos asociados con el cambio climático. Y el hecho de que más de 190 países se comprometieran a hacerlo (incluyendo dos de los países más contaminantes: Estados Unidos y China), significó sin duda, un importante avance en el tema.
Sin embargo, la semana pasada, Donald Trump anunció que Estados Unidos abandonaría el acuerdo, y que buscaría uno que fuera más justo para su nación (hablando económicamente, claro está).
Según Thomas Stocker, antiguo coordinador de ciencias climáticas del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), la decisión de Trump de ignorar los hechos científicos de la interrupción del clima y los altos riesgos de los impactos del cambio climático es irresponsable no sólo hacia su propio pueblo, sino también hacia todas las personas y la vida en el planeta. Indica, además, que la administración estadounidense prefiere la vieja tecnología sobre la innovación y la transformación.
Estados Unidos es el segundo mayor emisor de dióxido de carbono en todo el mundo y con esta decisión se retira de su responsabilidad histórica de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Y a pesar de que el presidente Trump dijo que la decisión ya es un hecho, Estados Unidos no puede salirse del acuerdo hasta el 2020.
Según Christiana Figueres, ex secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, previendo posibles desertores, señala que el acuerdo ya había definido que los países no podrían abandonarlo durante los primeros tres años y cuando decidieran hacerlo, no sería efectivo hasta un año después. Y como el Acuerdo de París entró en vigencia en noviembre del 2016, Trump sólo podrá comunicar oficialmente a Naciones Unidas que Estados Unidos sale del pacto hasta casi el final de su actual mandato, es decir, a partir del 5 noviembre del 2019.
Por otro lado, Myles Allen, científica climática en la Universidad de Oxford, dice que el Acuerdo de París está lejos de ser perfecto, y uno de sus problemas, como lo estamos viendo ahora, es la falta de cualquier penalidad real por retirarse de él.
Además, señala que, aunque sea doloroso para los partidarios del acuerdo, reconocer que no es perfecto también debe ser parte de la respuesta a esta propuesta para renegociar los términos de participación de los Estados Unidos. Incluso dice que probablemente algunos verán esto como sólo una táctica de distracción, y que comenzar a negociar sería entregar a Trump un «triunfo político”.
Pero afirma que, si pensamos más allá del 2020, finalmente tendremos que encontrar la manera de hacer que el acuerdo sea más efectivo y aceptable para las naciones, empresas e individuos que poseen reservas substanciales de combustibles fósiles, o Estados Unidos no será el último en salir.
El acuerdo climático de París necesita ser fortalecido a través de nuevas negociaciones y compromisos nacionales de transparencia, concluyó un informe de seis científicos publicado el martes pasado en la revista Nature Communication.
Evidentemente, la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París traerá importantes consecuencias en el mundo en general, incluso algunos expertos afirman que esto, aunado a las otras acciones que ha emprendido Trump en su administración, conlleva a la abdicación del liderazgo global de Estados Unidos, lo cual indirectamente está beneficiando a China, país que sin duda está aprovechando la situación.
El Estado más poderoso está saboteando el orden que el mismo creó.