El último año de gobierno del presidente Peña Nieto se lee como alivio ante la poca eficiencia de su mandato, pero acumula los pendientes. Dentro de sus iniciativas en marcha, como las reformas en Energía, Educación, Hacendaria, entre otras, hay una materia obligada ignorada.
Atinando a un nombre pomposo como las otras, la “Reforma en Transporte de Carga” debió ser prioritaria desde su llegada a la silla grande. El Congreso propuso la creación de carriles confinados para este tipo de vehículo, de la mano del diputado priísta Braulio Guerra en 2016.
En aquellos tiempos se hizo un llamado a Capufe, SCT y Banobras tomar cartas en el asunto. Esto por el peligro que significa el tramo de la carretera de Querétaro a México y los accidentes registrados por tráileres de doble carga. En el papel la iniciativa se define como innovadora por las soluciones propuestas, no obstante va más allá de la idea de circular aislados.
Definiría una superficie de rodamiento destinada exclusivamente para la circulación de un tipo de transporte automotor, como el Metrobús. Establece como jurisdicción federal promover la creación de dichos carriles, de ahí que Peña sea el encargado de que el Congreso lo apruebe. Además de tarifas preferenciales en autopistas y carreteras que se encuentren en ampliación, reconstrucción, mantenimiento o remodelación. Sería una reforma no tan llamativa, pero sí muy necesaria.
Me darán la razón si ha llegado tarde por un accidente donde se haya involucrado un tráiler, o si se le atravesó manejando en hora pico. Es justo para reducir que – no evitar– colapsen las vías principales en horas de la mañana. Por reglamento de la Comisión de Comunicaciones y Transportes no deben circular antes de las 10 de la mañana, pero no les importa.
Como consecuencia de un gobierno negociador, se amparó al sector favoreciendo que las unidades deban guardar un buen estado. Por eso mismo vemos en las calles tantos camiones de carga viejos, contaminantes y con pésimos conductores. Pero eso sí, hay programas de chatarrización que apenas dan resultados favorables.
De tal manera que Peña Nieto debe recordar que la mercancía, víveres y demás se transportan en vehículos de carga. Porque para él aparecen en el refrigerador de Los Pinos sin necesidad de salir al supermercado; ni siquiera hablemos de que maneje. Obviamente porque es el Ejecutivo, pero se le agradecería mirar fuera de su residencia y cuestionar el estado de las carreteras del país.
¿O no ha pensado que el transporte de carga debilita los caminos donde luego se producen socavones? ¿O los múltiples accidentes de tráileres en las autopistas? La “Reforma en Transporte de Carga” le urge mucho al país, así sí podría presumir que está “moviendo a México”.