Daniel CallejasLos “invulnerables” iOs y periodistas han sido atacados por la fuerza de Pegasus, un spyware desarrollado en Israel con el objetivo de espiar las conversaciones a través del micrófono y la cámara de teléfonos móviles. Vaya ironía que la compañía creadora, NSO Group, venda este producto únicamente a gobiernos.
Este nuevo “represor” fue desarrollado para vigilar a organizaciones criminales y terroristas, pero ha ido más lejos. El spyware referido recopila información almacenada y puede monitorear las actividades del dispositivo; registra absolutamente todo.
Ayer se puso en la mesa un artículo del diario estadunidense New York Times al entrar directamente a los teléfonos móviles de periodistas y defensores de derechos humanos.
Hace unas semanas Enrique Peña Nieto juraba proteger al gremio de comunicación y reprochaba los asesinatos a periodistas ocurridos este año. Ahora, quizá, los defendería sabiendo qué hacen, qué datos le podrían perjudicar, quiénes no deben meterse en los asuntos que el gobierno no ha respondido. Justo en el aniversario de la matanza de Nochixtlán, en Oaxaca.
Ni siquiera Peña salió a declarar. Quizá ha espiado a través de este spyware las actividades periodísticas, las investigaciones y los contactos que solo quieren decir la verdad y fue su vocero, Eduardo Sánchez, quien otra vez “le sacó las papas del fuego”. Para el gobierno al paso de los años defender ha significado controlar, pero lo que no está en sus manos termina metros bajo tierra.
Al menos 12 comunicadores y activistas que investigaron casos de corrupción gubernamental han reportado afectaciones. ¡Vaya casualidad para Peña y compañía! Y eso no es todo, también incluye a abogados que asisten a familiares de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa, así como al hijo de Carmen Aristegui.
Un informe señala que fue comprado por la Sedena y la PGR. También fue adquirido por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), el organismo de inteligencia civil del gobierno.
¿Pues no estaban para protegernos sin meterse de lleno en nuestras vidas como periodistas? Ni órdenes judiciales, ni pedimento de las autoridades para hacerlo; han vulnerado la existencia hasta familiar de todos los comunicadores.
Una pista extraña: El gobierno de Peña Nieto asegura que sus actividades de inteligencia no incluyen espionaje a activistas o periodistas. Eso solo quiere decir que sí hay espionaje, sea contra periodistas o no, es una intromisión a los derechos humanos de la nación.
Pero, ¡qué va a saber Peña Nieto de Derechos Humanos cuando ha sido corresponsable de las tragedias de Ayotzinapa, Nochixtlán y su pasado en Atenco!
Ya basta de dormir con el gobierno a un lado y despertar al día siguiente ultrajado en nuestra privacidad, si el presidente no hace su trabajo, los periodistas sí hacemos lo propio.
