Desde el último miércoles de junio y cierre de campaña los sufragios viven en la mente del ciudadano. No obstante, la democracia está dividida. Ya nadie cree en este sistema de gobierno que no satisface a ninguno.
La interminable batalla por el segundo lugar dejó en vergüenza al sistema que no pudo en 88 años, sumando la interrupción del PAN en 2000 y el regreso del PRI en 2012.
La gente detesta al Revolucionario Institucional, aunque José Antonio Meade le parezca el más preparado. Los que sufrieron con el halconazo o la tragedia del 2 de octubre del 68 pueden ver con esperanza el cambio con AMLO.
Anaya se cansó de correr para que no lo alcanzaran como segundo lugar, sin mirar al frente cómo destronar a Andrés Manuel. De haber sumado fuerzas, Meade y Anaya tendrían una contienda cerrada contra el tabasqueño.
Basados en encuestas –que no son las elecciones de verdad– habría ventaja de un punto y una verdadera lucha por la democracia. Pero es una mentira. Si 45 por ciento de los votos son para el triunfo de López Obrador, 55 por ciento restante de México ya perdió.
No solo si gana López, lo mismo si triunfa Meade, Anaya, o El Bronco. Los escenarios de la democracia son un espectáculo donde te resignas a pesar de participar.
Vaya, ni siquiera sabemos qué va a suceder. El rumbo no tiene respuesta por parte de ninguno de los tres y menos aún con López. La magia no aparecerá la mañana del dos de julio, ni los meses previos al 1 de diciembre que tomará protesta.
Y tampoco es creerle a Anaya cuando dice que él es quien puede derrotar a Andrés Manuel, quien de verdad decide si llega o no al poder es el sufragio bien pensado.
Si votas por él, adelante, es respetable y se tomará en cuenta. De no ser así, la tolerancia es el mejor recurso ante una sociedad de odio, que ve la esperanza del amor y paz del candidato de Morena.
Cabe recordar que el cambio que México necesita está en cada uno de los que habitamos este país. No porque alguien asuma el poder y transforme todo a su llegada se acabará la violencia, corrupción, intolerancia…
De víctimas y socios
Empiezan los cambios en los medios y esta semana la salida de Rubén Cortés como Director Editorial de La Razón significaría un ejemplo de lo que sucedería de llegar Andrés Manuel a Los Pinos.
No fue confirmado por ninguna de las dos partes, pero es probable que otras líneas editoriales deban adaptarse al nuevo régimen si quieren continuar.
Hace algunas semanas “suspendieron” a Toño Esquinca por agredir a López Obrador y su regreso aún no se confirma, pero le dejamos esa decisión a Radio Centro.
Del lado contrario, algunas empresas ya cedieron ante lo inminente y para muestra el préstamo del Estadio Azteca para el cierre de campaña de Andrés Manuel, algo que lima asperezas.
Si al final la democracia eligió al ganador, ¿por qué habríamos de temer que viene lo malo? Ojalá el 7 de julio de 2024 no repitamos la historia tras seis años de, esperemos, aprendizaje.