Daniel CallejasEl paro que iniciaron los repartidores de gas LP para protestar contra el recorte de precios, impuesto por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), debe ser un asunto serio y urgente, derivado de un capricho presidencial llamado Gas Bienestar.
Para esto mismo, 400 permisionarios ya preparan un amparo colectivo para invalidar dichas tarifas de la CRE y, con la inactividad de los trabajadores del gremio, 45 por ciento de los usuarios de gas LP serán afectados por la falta de suministro.
Adrián Rodríguez, vocero del Gremio Gasero Nacional, le dijo a El Heraldo de México que la reducción de precios dejó fuera de circulación a casi ocho mil pipas, pone en riesgo de quiebra a 60 por ciento de los distribuidores y ya dejó sin trabajo a 16 mil empleados.
Y es que las compañías que venden gas LP obtienen ganancias de hasta nueve mil millones de pesos anuales gracias a los precios altos, costos que no se ven reflejados a favor del consumidor, de acuerdo con la Secretaría de Energía (Sener).
Se llevan su buena tajada vendiendo a precio libre: el margen de ganancia comercial de los gaseros casi se triplicó desde 2017 que se liberaron los precios del energético, al pasar de cinco pesos con 80 centavos a 15 pesos por kilogramo, al cierre de junio de 2021. Ahora, cada sábado la CRE va a fijar el límite de precios para la venta de gas LP en el país.
Eso es lo que irritó al gremio que se fue a paro. Y la llegada de la empresa estatal Gas Bienestar, que promete el tanque de 20 kilos a 200 pesos, más o menos la mitad de lo que se ofertaba en otras gaseras hasta el 31 de julio.
Lo que no se ha visto es la mafia de gaseras clandestinas en algunos municipios mexiquenses y Tlaxcala, Hidalgo y Puebla que agreden, amedrentan y amenazan a los nuevos competidores que quieran entrarle a la repartición. La extorsión es parte de su trabajo, ya que se supo, amenazaron a varios piperos este martes para que aceptaran irse a paro.
De lo que no hablan los gaseros que se fueron a huelga es de renovar los cilindros de gas, la mayor parte de las veces muy maltratados y que significan un peligro para las familias, o que los entregan incompletos. Y si reclama el usuario, ni chance de pedir un cambio. A eso, súmenle que en la memoria colectiva mexicana ni siquiera hemos podido olvidar la tragedia de San Juanico de 1984.
Estamos a merced del negocio y desinterés de los gaseros. Es obvio que le van a ganar sí o sí, aún a costa de arriesgar cientos de hogares. Ocho de cada 10 familias utilizan este energético para múltiples tareas, desde calentar agua hasta cocinar diariamente.
Y todo por querer introducir una empresa del Estado al no entender que no es sólo la corrupción el alto precio del gas LP, sino que es necesario que Pemex ya no incremente sus precios de venta del propano por encima del precio internacional, ya que eso termina pegando al costo final del producto y como siempre, al consumidor.
