Estamos a menos de una semana de la conmemoración del grito de independencia, hace 210 años. Evidentemente muchas cosas han pasado, suficientes victorias y cambios en la gobernanza del país. Lo que se ha conservado con el tiempo es el abuso del poder por el poder, la concentración de éste y el olvido de las necesidades de una nación.
Hoy enfrentamos una de las peores pandemias para las que nadie nunca se preparó. Para el próximo martes 15 de septiembre ya habremos rebasado los 70 mil decesos registrados por Covid-19 en México y los 650 mil contagios. Cada muerto tiene una familia que sufrió la pérdida, mientras que los que tengan este coronavirus no la están pasando de lo mejor.
¿Hay algo que celebrar en este contexto? Nada. Pero la indiferencia y la eterna campaña política de Andrés Manuel López Obrador será la constante no solo en estos días, sino meses de periodo electoral. El presidente de México ya “normalizó” el Covid-19 en México y los mexicanos que perdieron la batalla seguirán siendo una estadística más para él.
Esta semana se entregó el Presupuesto de Egresos para 2021 y afortunadamente creció el presupuesto a Salud, pero tristemente se disponen millones de pesos para una de las obras faraónicas y caprichos del presidente, el Tren Maya.
Habrá que revisar a fondo el Presupuesto del próximo año, aunque no sería novedad los bajos recursos para atención a mujeres víctimas de violencia o apoyo para las familias de desaparecidos, que no tienen respuestas.
La costosa cena mexicana de AMLO en Palacio Nacional
Con la quietud de una piedra
Por cierto, en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) siguen esperando a Rosario Piedra Ibarra, su titular, que debe ser la decepción de las mujeres que confiaron en ella, o en el peor de los casos, de su propia familia. Tal parece que el activismo por el que luchó su madre no le interesa ahora que preside la Comisión y percibe un sueldo del gobierno.
De todos modos ya dijo que porqué iba a renunciar, si ha cumplido su trabajo y no ha fallado. Pues se ven cosas distintas en la sede donde despacha, y como muestra la toma de las instalaciones y la destrucción de cuadros inertes, esos que como a López Obrador, le importan más que las vidas de cientos de miles de mujeres que son víctimas de feminicidio.
Insisto, ¿hay algo que celebrar el próximo 15 de septiembre? Solo hay un grito de asfixia por los miles de mexicanos que mueren por Covid-19 ante una pésima estrategia de atención. Peor aún, el indiferente silencio de Andrés Manuel y su mirada puesta en las elecciones de 2021.