No hago otra cosa que pensar en ti,
Así que comienzo a buscarte donde creo puedes estar:
Te busco en la música,
Encontrando las mismas letras gastadas
Y las melodías vagas de siempre.
Te busco en los libros,
Sin embargo las historias ya no me arropan
Y los finales, aunque sean felices,
Siempre me entristecen.
Intento buscarte en la comida,
Pero me detengo al recordar
Que hace días que ya no como.
Te busco en la bebida
Y lo único que logro,
Es ver el fondo de las botellas.
Te busco en el aire,
Queriendo encontrarte entre las caricias del viento,
Para chocar únicamente con las brisas que raspan.
Te busco en mis recuerdos,
Pero tengo miedo de encontrarte
Y quedarme ahí para siempre.
Te busco entre mis letras,
Pero ya no puedo escribirte.
Te busco en mis sueños,
Y es ahí donde casi te encuentro
Hasta que te escapas entre mis desvelos.
Entonces descubro mi error: Buscarte.
¿Por qué forzar el encuentro
Cuando la casualidad puede hacer la magia,
Vestir el destino?
Acepto el riesgo de no encontrarte nunca ante la pasividad de ambos.
Si las cosas son, que sean,
Y si no, por algo no serán.
Mientras, no hago otra cosa que pensar en ti y no se me ocurre nada.