La mañana del domingo la credibilidad y popularidad del gobierno federal hizo acto de resurrección cual Cristo en Semana Santa. La noche del sábado fue detenido en Guatemala Javier Duarte, ex gobernador de Veracruz, estado que dejó con las finanzas más malhumoradas que su cara cuando lo interceptaron en el lobby del hotel donde se hospedaba.
El operativo coordinado por la Oficina Central de Interpol en aquel país centroamericano tuvo como espectadores a miembros de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, quienes no tienen permitido hacer capturas fuera de su territorio. De hecho, la autoridad mexicana se atribuyó la detención en su Twitter con apoyo de la república guatemalteca.
Detalla la policía de ese país que Duarte salía de la habitación 505 del Hotel La Rivera de Atitlán a buscar licor y tomar un poco de aire cuando lo interceptaron. Desde el jueves lo tenían vigilado y quizá él lo sabía; llevaba 48 horas encerrado y creyó que al ser sábado por la noche nada malo pasaría si salía por una botella de ron o mezcal.
Pese a lucir obeso, pálido y sorprendido, Javier Duarte posó sonriente tras ser esposado y sometido al examen psicológico posterior a su detención. Bromeaba con los custodios y se notaba tranquilo. ¿Se acuerdan de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie? Bueno, pues ambas coincidencias de sonreír en la captura han hecho arder a los mexicanos.
El cinismo del político veracruzano no se detendrá después de 6 meses en fuga. Su defensa abogará por él mientras su esposa sigue libre y quizá, usando todos los medios posibles para que Duarte no enfrente un proceso judicial complicado, sino de lujos en su celda y visitas ilimitadas, inmerecido para alguien acusado por probable responsabilidad en los delitos de delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
Pero sus actos de corrupción le causan una sonrisa a Duarte que ni los ciudadanos podrán tener por la ineficiencia del gobierno federal, porque no se trata de corregir los errores para ganar popularidad, se trata de evitar actos contra los mexicanos como la corrupción y los homicidios en el país.
Y dicen que tanto la captura de Duarte como la de Tomás Yarrington, ex gobernador de Tamaulipas la semana pasada, son el as bajo la manga del gobierno priista para ganar las elecciones del Estado de México pero, ¿acaso el primo de Huixquilucan no tiene argumentos para ganar?
Mientras tanto, el conejo de pascua Duarte sonríe porque la atención está sobre su proceso de extradición.