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PEÑA NIETO Y LOZOYA, LAS SOSPECHAS. FOTO: OCTAVIO GÓMEZ/PROCESO

Música de protesta: Yo no voté por ese wey

Siempre es un buen día para recordar que yo no voté por ese wey. Sobre todo en medio de procesos de extradición, varios arrestos, condenas y muchas otras investigaciones pendientes en contra de su gobierno.

Neta que yo no voté por ese wey. El de las desapariciones forzadas, el de la Casa Blanca, Grupo Higa, el de Alex Cifuentes, “El Chapo” Guzmán y los 100 millones de dólares, el del aeropuerto fraudulento en Texcoco, el avión presidencial, Atenco y un nuevo fraude electoral.

Siempre es un buen día para recordar que no voté por el nuevo PRI: el de Javier Duarte, el de los delitos de asociación delictuosa y de operaciones con recursos de procedencia ilícita. El de las 41 propiedades en Campeche, Ixtapa o Santa Fe. El de los tratamientos de agua para niños con cáncer.

El de César Duarte, el de Chihuahua endeudado, el de los desvíos y disposición indebida de 1,200 millones de pesos, el de los ranchos, los zoológicos, las inversiones estatales en campañas del priismo.

Música de protesta: Tras el covid-19 (Simio pandémico/pandemia y circo)

El de Roberto Borge, el de las violaciones a los derechos humanos, el de peculado, aprovechamiento ilícito y ejercicio indebido de la administración pública. El del gobernador más joven que huyó a Panamá.

Y el de Rodrigo Medina de la Cruz, el de Roberto Sandoval, Andrés Granier Melo, Fausto Vallejo Figueroa. 

Hoy, con justa razón, me permito recordarles que yo no voté por ese wey. Mucho menos por su amigo, Emilio Lozoya, el entonces director de Pemex, el de los sobornos, el de la Reforma Energética, el de señalamientos por delitos de cohecho, lavado de dinero, asociación delictuosa, el de Odebrecht, el de Altos Hornos de México.

Yo no voté por ese wey,

Yo no voté por un idiota,

Yo no voté por ese wey,

mi presidente, ¡mis pelotas!

Corría el 2016 cuando una de las pocas bandas de punk de protesta que sobreviven en México, De Nalgas, lanzó al mercado un despiadado disco de rock n roll con mensajes en contra de la alienación social y el control del estado.

Entre las destacadas de aquel segundo disco de la banda destaca “Vergaviota”, un tema que a todas luces dejaba ver el odio de la banda contra el gobierno peñista y la polémica llegada de Angélica Rivera a la dirección del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia.

Una canción rasposa y rocanrolera en su primera versión de 2014. De power chods poderosos, distorsionados, a todo volumen, una batería implacable, voces y coros apasionantes. Llamada al slam sin duda alguna.

Música de protesta: “La generación de cristal”

Algo vacía, más lenta y pank cuando fue anexada al CD, con un corito de oh oh oh medio absurdo, pero con mucho más énfasis en la letra, siempre certera y sincera, pero también premonitaria, pues ya se podía vislumbrar a lo lejos el lío que se iba a armar, sólo hizo falta un sistema justiciero con las pelotas bien puestas.

Se les cayó el teatro por querernos coger

no hay despensas suficientes,  no lo pueden esconder

De todos los rateros agarraste al más pendejo,

con una nueva cara regresan a lo viejo

A mí no se me olvida, no es ningún reclamo

hacen falta ochenta años para reparar el daño

con tanto olor a mierda no se puede trabajar

tú y todo tu equipo nos la van a pelar

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