En la historia del rock mexicano, a partir de la década de los setenta, se han hecho un montón de canciones que dan a conocer las terribles escenas del 2 de octubre de 1968, cuando cientos de jóvenes estudiantes fueron asesinados por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz.
El de entonces era un régimen autoritario y represivo. No sólo el movimiento de las universidades más importantes del país fueron intervenidas. Ferrocarrileros, personal médico, de enfermería y campesinos iniciaron sus propias revoluciones en los meses anteriores, pero tuvieron el mismo destino.
Pero los estudiantes pedían, entre otras cosas, que terminara la brutalidad policiaca, el despido de las cabecillas en las fuerzas del orden, la liberación de los presos políticos, así como la desaparición del cuerpo de granaderos; esta última cumplida 51 años después por Claudia Sheinbaum, aunque únicamente en la apariencia.
La música entonces fue importante, la literatura, la pintura, el arte en general. Que artistas de reconocimiento nacional se unieran a las protestas con su arte tenía un valor enorme y le otorgaban una acreditación legítima al movimiento.
Gente como los Dug Dugs, Judith Reyes, Javier Bátiz, Los Nako y Óscar Chávez o Amparo Ochoa se declararon abiertamente a favor de los movimientos estudiantiles.
Pero años más tarde siguieron visibilizando la masacre militar y la brutalidad policíaca otras bandas de géneros históricamente de resistencia como Alex Lora y Three Souls In My Mind o El Tri, Tex Tex, Panteón Rococó, Maldita Vecindad, Sur 16, Masacre 68, La Tremenda Korte, Tijuana No, Molotov, De Nalgas, Belafonte Sensacional, entre muchas otras.
Como dijeron los muñecos del Tex Tex, es importante en estos tiempos enseñarle a las nuevas generaciones que sus derechos de hoy son las luchas del pasado y sus luchas de hoy serán los derechos de sus hijos, sus nietos, sus tataranietos.
Y NO, los estudiantes de 1968 no eran generación de cristal por exigir sus derechos civiles, por defender la autonomía de las instituciones, por querer un México más justo, menos violento, libre, abierto al diálogo y respetuoso de las ideas.
Y NO, esa que ustedes -intolerante, ignorante o estúpidamente- llaman “generación de cristal” no es frágil por exigir que en un mundo lleno de diversidad sexual, de razas o de ideologías políticas sea finalmente respetado.
Por pedir a gritos, protestas, violentamente, pacíficamente o con tuits que haya justicia para los pobres, los desaparecidos, los asesinados, los robados, los despojados, las víctimas del racismo, del odio, de la xenofobia, del machismo, de la homofobia y que dejen de humillar, sobajar o invisibilizar sus derechos humanos.
Octubre 68, nadie lo puede olvidar
La gente salió a la calle
Se adueñó de la ciudad
Pero nunca imaginaron
Lo que iba a suceder
Cuando una luz brillo en el cielo al obscurecer
Estudiantes con obreros
Y pueblo en general
Se reunieron esa tarde
Para un mitin celebrar
Se escucharon muchos disparos
La gente empezó a correr
Cuando los batallones empezaron a matar
Algunos buscaron refugio
En la casa de Dios
Y de adentro les dijeron:
‘Lo siento hoy no abre el señor’
Yo creo que se imaginaron
Que la fuerza militar
Al ver a Jesús herido
Se lo iban a llevar
Por su cabellera larga
Y su forma de pensar
Lo encerrarían en un campo militar
Un minuto de silencio
Yo no les voy a pedir
Por todos los compañeros que cayeron ahí
Solamente quiero que griten
Toda su inconformidad
Como enseñaron esos vatos a gritar
¡Oh Si!