Andrés Manuel López Obrador, pastor del rebaño esperanzado en un cambio político, ya se vio como el mesías electoral. Tanto así que ya pensó en una “Constitución Moral”, una especie de biblia de buenos valores para sus simpatizantes.
Una Asamblea escribirá dicho documento basado en “el amor y el bien común”, para así acabar con la corrupción y vivir en la armonía absoluta. Para quedar bien frente al PES, Andrés Manuel enfatizó que el mítico Jesús prefirió a los pobres y niños, por eso “Cristo es amor”.
Justicia y fraternidad son los principios de dicha constitución, aunados a la participación de mentes brillantes en la asamblea que la desarrollará. La buena voluntad se reflejará en las páginas de la misma para que el futuro se sustente en el amor y el bien.
Vaya, como si todos los mexicanos careciéramos de principios como respeto propio y al prójimo, a la familia y a la sociedad. Y peor aún, si no cumpliéremos sus artículos, la ley moral caerá sobre nosotros. Una verdadera estupidez.
Ahora resulta que enseñarán de valores cuando ni ellos mismos respetaron la libertad de la gente al cerrar Paseo de la Reforma, en 2006. O cuando no respetan la decisión de la gente que no los escogió en dos elecciones. Ni qué decir del momento en que postularon gente popular para gobernar, sin siquiera tener noción de asuntos políticos.
De tal manera que los activos de Morena no piensan en elegir a un presidente en las elecciones de julio, sino a una novia que, con su amor y ternura, los libere de “la mafia del poder”. Después de un romance fallido con el dinosaurio tricolor pareciera que viene para el país “el amor de su vida”. Pero solo es una ilusión.
Prioridades distintas
Mientras un nuevo sismo meció la semana pasada la Ciudad de México, los trabajos de reconstrucción se atrasaron y el miedo se presentó otra vez en la Roma y Condesa. Afortunadamente no hubo víctimas, pero sí un olvido de parte de las autoridades para el avance en la mejora de las zonas afectadas.
Lo peor, los trabajos de la Comisión para la Reconstrucción de la CdMx fueron suspendidos, ya que exigen a la Asamblea Legislativa quitar el control de 8 mil mdp a tres diputados.
Esto significa que capitalinos seguirán sufriendo por la burocracia y quizá tanto como los mexiquenses que nada más no escuchan la alerta sísmica debido a que “no hay presupuesto designado” para la instalación de altavoces.
Ni cómo imaginar si en realidad es de importancia para la jefatura de Gobierno la reconstrucción teniendo la antesala de las elecciones de la Ciudad de México. La desgracia se olvidó cuando el circo de las campañas comenzó.