La frontera México–EU: distintas perspectivas, una misma cuestión

El gobierno estadounidense encabezado por Donald John Trump continúa cumpliendo con la retórica política que le llevó a la presidencia. Al tiempo que se incrementa la vigilancia en la frontera, sobre su gobierno se cierne un panorama político y electoral complicado, se evidencian las políticas supremacistas clásicas estadounidenses, mientras que se vislumbran respuestas a sus dichos y acciones.

El pasado 3 de abril, el presidente Donald John Trump anunció el envío de elementos de la Guardia Nacional estadounidense a la frontera con México.[1] La acción, se dijo, tiene como finalidad apoyar las labores que ya realiza la Patrulla Fronteriza en materia de combate a la inmigración ilegal y vigilancia de la frontera sur de los Estados Unidos, además de ser un complemento a los planes de edificación de un muro fronterizo que separe a los países (y cuya construcción se anunció días después).[2]

La noticia tuvo tal trascendencia que incluso se llegó a hablar de una “militarización” de la frontera (situación que no es totalmente cierta, dado que los elementos de la Guardia Nacional, en su mayoría son voluntarios, sin experiencia o entrenamiento militar de las grandes academias castrenses).

Las recientes acciones del actual gobierno en Washington tienen como claro propósito dar cumplimiento a las promesas de campaña, y ganar (frente al grupo de electores que dieron su voto a Donald J. Trump y algunos otros) su simpatía para las elecciones legislativas en el mes de noviembre próximo.

Foto: Reproducción

Trump frente al panorama electoral estadounidense

Durante las elecciones presidenciales estadounidenses de 2016, el panorama electoral (y político) se mostró sumamente polarizado y dividido entre los estadounidenses; la victoria de Donald J. Trump terminó por ensanchar esa misma segmentación. Tal fue su efecto (y el de muchos de sus colaboradores) que a finales de diciembre de 2017 el partido Republicano comenzó a perder elecciones en distintos estados (Nueva Jersey, Virginia,[3] y Alabama)[4] provocando una reconfiguración política dentro de las instituciones estadounidenses. El gobierno federal del partido Republicano comenzó a encontrar entonces un contrapeso Demócrata (tanto político como legislativo) que amenaza con poner un freno a las propuestas y políticas del presidente Trump.

Al contrapeso político debemos sumar el contrapeso social (el electorado.) La desaprobación a la presidencia (y figura política) de Donald J. Trump, encuentra su explicación en las constantes acusaciones de acoso sexual que pesan sobre él, sus polémicas declaraciones y su errático comportamiento tanto personal como político. No es de extrañar entonces que las recientes acciones en la frontera (además del muro fronterizo y la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte) tengan como propósito final conservar (y posiblemente atraer) los votos necesarios que le permitan sostener su gobierno de cara a las próximas elecciones (y en relación con sus promesas de campaña).

Sin embargo, lo anterior no debe bastar como una explicación a las acciones y comportamiento del gobierno estadounidense. Es necesario establecer acciones y respuestas claras ante ellas, fijar limites y analizar su pasado histórico, con el propósito de esclarecer las medidas que las instituciones, el gobierno y la sociedad de nuestro país deben (o podrían) ejercer.

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Unidad nacional y además…

Tras el anuncio de la movilización de la Guardia Nacional estadounidense a la frontera, el gobierno mexicano a través del presidente Enrique Peña Nieto emitió un comunicado en el que se pidió respeto de parte del gobierno estadounidense, además de llamar a la unidad de los mexicanos. Se expresó también, que el gobierno mexicano (actual y próximo) dedicaría sus esfuerzos a salvaguardar la integridad y soberanía del país (al igual que su dignidad). Por su parte, el Senado mexicano, barajó la posibilidad de interrumpir la cooperación de las autoridades mexicanas en temas de inmigración, seguridad y combate al crimen organizado en relación con los Estados Unidos.[5] La propuesta, aunque no fue aceptada evidenció un consenso generalizado de rechazo hacia el comportamiento estadounidense.

Tal fue el consenso que incluso en el comunicado oficial, se nombró a los candidatos a la Presidencia de México, y se destacó incluso, que, ante las discrepancias políticas e ideológicas, el interés por salvaguardar y defender la soberanía nacional es superior a los tiempos electorales. A pesar de lo anterior, que pretende dar una solución, no es más que un acercamiento (que dista mucho) de los verdaderos problemas y asuntos coyunturales de ambos países y particularmente de México; la situación se torna aún más complicada cuando las propuestas parecen ser poco tangibles y mucho menos continuas, (de los candidatos y del propio gobierno) sobre las acciones a realizar.

La propuesta más comentada tiene que ver con la diversificación de las relaciones comerciales, políticas, económicas y sociales que se han enfocado de manera prioritaria con los Estados Unidos. Dicha diversificación tendría que comenzar entonces dentro del área geográfica más próxima, es decir Centroamérica, para proyectarla hacia el sur del continente, en donde las capacidades productivas y económicas guardan cierta similitud.

Por tanto, la posibilidad de crear y de recuperar liderazgo en la región podrían ser una posibilidad. Igualmente debemos de considerar el papel que nuestro país tiene en los temas de inmigración, tan importantes para el gobierno estadounidense y en donde México se constituye entonces como el primer gran filtro de contención de inmigrantes. Aquí, se muestra el primer gran reto, cooperar en los temas de control inmigratorio y además brindar un trato respetuoso y digno a los nacionales de los nuevos socios centro y sudamericanos.

El acercamiento con los países asiáticos, cuyo desarrollo tecnológico, industrial y económico va en creciente aumento es otra posibilidad, sin embargo, los recientes enfrentamientos entre los Estados Unidos y La República Popular China (principalmente) condicionan ya una posible relación más estrecha, siendo entonces la República de Indonesia, la República de Corea (Corea del Sur) y la República de la India, las posibles zonas donde comenzaría a gestarse la diversificación de relaciones.

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Los recientes exhortos de unidad nacional valen como factor de cohesión o afinidad, pero no son suficientes y mucho menos solución ante el actual estado de las relaciones México – Estados Unidos. La creación de una agenda internacional propia, en la que México pueda participar sin ser condicionado por las acciones o dichos de terceros países ha mostrado ya su valía e importancia, situándose ya a la par de los grandes temas internos de actual discusión. Establecer las formas y los mecanismos con los cuales se creará dicha agenda es un tema de suma importancia.

Los actuales candidatos (y el eventual presidente) deberán de tomar muy en cuenta este tema, no solo enfocarse en la política interna, sino también en la política exterior y en adición encontrar un equilibrio entre la agenda hegemónica estadounidense, la agenda diversificada mexicana y la relación con los nuevos (y potenciales) socios. La tarea no debe de ser relegada a la clase política, también a la sociedad civil le corresponderá (o correspondería) tomar un papel activo en el actuar internacional del país.

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Mexicanos, su ascendencia y descendencia

Dentro de las actuales consideraciones fronterizas, un factor que con regularidad no es considerado es la difuminación de la barrera física consecuencia de la transculturación. A los 125 millones de mexicanos debemos agregar los cientos de miles de personas que tienen ascendencia y son de descendencia mexicana.

Este grupo de personas conoce las costumbres de dos sociedades, y es muy probable que entonces identifique sus orígenes en una u otra. La situación comienza a tornarse problemática cuando dos naciones se enfrentan entre sí, pues se agrega el factor de desestabilización social al momento en el que un individuo considera que su lugar de origen fue agredido.

Lo anterior es una consideración que George Friedman explica en su libro Los próximos 100 años.[6] Aunque el enfrentamiento franco entre los individuos de la sociedad estadounidense no se ha hecho presente de manera continua, si se reproduce en las prácticas políticas, como es el caso de la deportación de Dreamers.[7] El aspecto demográfico y la atención a este nuevo grupo de individuos es entonces otro aspecto que debe de ser atendido y considerado dentro del gran paquete de temas en los que se involucran tanto los Estados Unidos, como México.

Foto: Cuartoscuro

Para el caso particular de México, el mayor desafío se encuentra en la identificación y asimilación que ellos podrían tener (o tienen) con el país, al que saben deben su origen, pero del que tienen una referencia cultural lejana. Su inclusión en el mercado laboral nacional supone una ventaja para su desarrollo y el del país, pero se enfrenta a la problemática de que el actual campo laboral sigue siendo escaso y que su participación en el ámbito social y laboral estadounidense requiere de protección y garantías.

Los temas no son menores y por tanto la forma en la que se (re)defina la relación con los Estados Unidos, impactará no solamente a los dos países, sino a los millones de individuos (tanto estadounidenses como mexicanos).

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La movilización de la Guardia Nacional y la consecuente “militarización” de la frontera, redimensionó la importancia de las relaciones entre México y Estados Unidos, (de paso, vale la pena aclarar que una militarización de la frontera es una cuestión absolutamente innecesaria para el gobierno estadounidense, basta con revisar los pilares ideológicos que sirvieron -y sirven- de sustento para las acciones estadounidenses en el continente Americano y en el mundo; El Destino Manifiesto y la Doctrina Monroe, sumadas a las actividades del Comando Norte).

El panorama político al interior de los Estados Unidos explica en parte las maniobras del presidente Donald J. Trump, y la respuesta del gobierno mexicano podría exponer de manera definitiva la necesidad de una agenda internacional propia, diversificada y desvinculada de cualquier otro Estado. El tema sin duda es muy amplio e interesante dadas las coyunturas y muy posibles consecuencias que enfrentan ambos países.

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[1] BBC Mundo. Donald Trump anuncia que enviará militares de Estados Unidos a vigilar la frontera con México hasta que se levante un muro. Recurso disponible en línea en: http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43609208 (Consulta: 12/04/2018)

[2] Forbes México. EU inicia construcción del muro en la frontera con México, Recurso disponible en línea en: https://www.forbes.com.mx/eu-inicia-la-construccion-de-32-kms-de-valla-en-frontera-con-mexico/ (Consulta: 12/04/2018

[3] Forbes México. Demócratas ganan gubernaturas de Virginia y Nueva Jersey. Recurso disponible en línea en: https://www.forbes.com.mx/democratas-ganan-gubernaturas-de-virginia-y-nueva-jersey/ (Consulta: 12/04/2018)

[4] BBC Mundo. Derrota electoral para Trump: el demócrata Doug Jones gana el escaño de Alabama en el Senado en medio del escándalo sexual de Roy Moore. Recurso disponible en línea en: http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-42333980 (Consulta: 12/04/2018)

[5] González, Mario. CNN. El Senado de México pide que el Gobierno no coopere con EE.UU. y que le exija respeto a Trump. Recurso disponible en línea en: http://cnnespanol.cnn.com/video/senado-mexico-pide-gobierno-exigir-trump-respeto-no-cooperacion-laura-rojas-intv-persectivas-mexico/ (Consulta: 12/04/2018)

[6] De acuerdo con los análisis de George Friedman las turbulencias entre la sociedad mexicana, estadounidense y aquella que encuentra sus orígenes en ambas comenzara a mediados del año 2080.

[7] Development, Relief and Education for Alien Minors

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