El evento anual de una de las organizaciones sin fines de lucro con más complicidad para librar impuestos se llevará a cabo en marzo después de aplazarse a causa del terremoto del 19 de septiembre. El Teletón México lleva 20 años recaudando fondos con el pretexto de ayudar a niños con discapacidad.
Fernando Landeros, presidente de Fundación Teletón, confirmó que la “meta de recaudación” de esta edición es de 361 millones 645 mil 829 pesos, para “poner a México de pie”, de acuerdo con declaraciones en los últimos días. Incluso aseguró en agosto que la Fundación estaba en crisis .
Después de la catástrofe que cimbró al país en septiembre, la nación mostró un apoyo incondicional al otro ante la falta de respuesta de las autoridades; no obstante, este es un espectáculo de “asistencia social”, pero hacia las finanzas de Televisa y demás participantes.
Porque no solo percibe las donaciones -a veces muy altas- de la gente en su “boteo”, sino que también conmueve los sentimientos del mexicano vulnerable ante la inevitable lástima que provoca una discapacidad.
Llenan de lágrimas al televidente con una historia de guion fantástico que comienza con la tragedia y la desdicha, pero termina en recuperación y amor propio porque se logró la meta; con dinero seguro se alivia la salud de los enfermos.
Apenas en 2016, un autosabotaje con fines de limpia de imagen por parte de cercanos a Teletón se hizo presente en Twitter con el hashtag #YoSoyParteDelFraude, donde aceptaban el desvío de impuestos, pero aseguraban que “era por una buena causa, la rehabilitación de miles que necesitan un tratamiento para su discapacidad”.
Televisa, a través de su Fundación, se ha encargado desde hace dos décadas a realizar acciones de supuesta asistencia social, como el programa de donación de computadoras, trasplantes de córneas y el mismo Teletón, entre otros.
Una campaña de anuncios viscerales que explotan las discapacidades físicas de cientos de niños y que permiten el sentimiento de culpa hacia las personas sanas haciéndolas sentir “afortunadas” al tener un trabajo donde pagan un salario miserable, con lo que alcanza para medio comer, aunque sí tengan seguro social y una casa que no es propia. Incluso, hasta afortunado debes sentirte de ir a la escuela, aunque sea derecho constitucional.
Dos días enteros de transmisión ininterrumpida donde circulan comunicadores, actores, actrices, cantantes, políticos; el mismo presidente de la república que, como motivación para que la gente salga a votar, se muestran conmovidos ante el exhibicionismo de manera lastimera a personas vulneradas física o mentalmente.
Este evento de gran magnitud tradicionalmente se llevaba a cabo en diciembre porque en ese mes se empiezan a pagar los aguinaldos, además que en la época de invierno está científicamente comprobado el aumento de depresión, lo que favorece la manipulación de los sentimientos.
El mensaje que da es “elimina tus culpas y sufrimientos, los niños y familias que tanto lo necesitan te lo agradecerán”, todo por la solidaridad que le genera ganancias a Televisa y Fundación Teletón aunado a la evasión de impuestos.
Con el dinero recaudado exponen la filantrópica idea de construir hospitales y centros de rehabilitación donde será atendida la gente con discapacidad, no obstante, esta misión debe ser responsabilidad del gobierno con el dinero que los mexicanos sí pagan con sus impuestos. Sumado a que el servicio en los CRITs no es gratuito porque cobran a quienes necesitan esa ayuda.
Una madre que ha llevado a su hijo por seis años al centro de rehabilitación, que pidió el anonimato, aseguró que dependiendo del tratamiento realizan un cobro previo al mismo. Si falla, el Crit no se responsabiliza ni devuelve el dinero.
No dejaría de ser negocio para Televisa ya que en el apartado VI del artículo 79 del Reglamento de la Ley sobre la Renta especifica que no son contribuyentes del impuesto sobre la renta “instituciones de asistencia o de beneficencia, autorizadas por las leyes de la materia, así como las sociedades o asociaciones civiles, organizadas sin fines de lucro y autorizadas para recibir donativos en los términos de esta Ley, que tengan como beneficiarios a personas, sectores, y regiones de escasos recursos; que realicen actividades para lograr mejores condiciones de subsistencia y desarrollo a las comunidades indígenas y a los grupos vulnerables por edad, sexo o problemas de discapacidad”.
De tal manera que, cuando se hace una donación a una institución que otorgue, sin fines de lucro, un servicio que debe otorgar el Estado; quien la realizó puede presentar a Hacienda una prueba de “obra de caridad” para que no le cobre los impuestos equivalentes a la cantidad otorgada.
Dado que el sistema fiscal mexicano es muy complejo de entender y de explicar por las autoridades hacendarias, es difícil hallar alguna prueba fehaciente sobre la explotación del Teletón como fundamento de una estrategia fiscal.
Para una ejemplificación mejor detallada el siguiente ejemplo:
Televisa, como cualquier empresa, debe pagar impuestos;
Ejemplo: 1,000 pesos.
De tal forma que crea una institución aparte, en este caso Fundación Teletón, quien por años se dedicó a hacer hospitales y dar atención médica, pese a ser obligación del Estado.
Cada año y antes de ser la fecha en que se pague a Hacienda, esta última empresa transmite su Teletón por dos días para que la gente done dinero a la causa y fija una cantidad como meta, por ejemplo 1,500 pesos.
Con el pretexto de la buena fe, los mexicanos participan y donan desde 10 pesos hasta cantidades muy altas; no les dan recibo para que Hacienda les descuente esos 10 pesos de lo que pagan de impuestos y que son deducibles. Además, es un proceso largo para exentar. Pero Televisa sí emite comprobantes de las empresas y aportaciones del Estado para que queden libres de impuestos.
Y al final, el “milagro” sucede: se recaudó un total de 1,900 pesos, por ejemplo. Televisa acumula esta cantidad y, en vez de entregar miles de donativos por cada persona a Fundación Teletón, realiza una sola aportación a su nombre; por ella, la Fundación expide un recibo deducible, como si fuera un cupón de descuentos.
Al momento que Hacienda le cobra a Televisa, muestra este recibo y la dependencia ya no le cobra; y no solo eso, como el recibo fue de 1,900 y la televisora debía 1,000 pesos, Hacienda le regresa 900 pesos en efectivo, mismos que no volverán a las personas que realmente donaron.
Las empresas que aportaron también se llevan su buena causa; de los montos donados “a nombre de sus empleados”, que en realidad suelen ser descuentos directos de nómina, incluso si el trabajador no quiere donar, obtienen un recibo deducible de impuestos a nombre de la empresa, no de cada empleado, así que también deducen sus impuestos a pagar.
De esta forma, todo lo donado a Teletón es dinero que el gobierno deja de recibir por concepto de impuestos, y que se debían destinar a obras y servicios al pueblo, fomentado el enriquecimiento a Televisa y las empresas “altruistas” que dan dinero de sus empleados.
Por eso no será sorpresa que nuevamente rompan esa meta de impuestos a deducir y hacer el trabajo de un gobierno que está más enfocado en otros menesteres. La explotación de personas vulnerables es el mejor negocio para las televisoras, mejor aún si favorece sus finanzas.