Con más seguridad que en días regulares, el pasado sábado Tlalnepantla, específicamente los alrededores de la ex hacienda de Santa Mónica, se llevó a cabo la boda de Eruviel Ávila, saliente gobernador del Estado de México.
La rubia María Irene Dipp no sabe si asumirá la presidencia del DIF como esposa del mandatario, pero lo que tendría muy claro es llevar a la familia de Eruviel a Los Pinos, ya saben, como requisito priista, así como le sucedió al actual presidente de México y la “talentosa” Angélica Rivera, rubia también. Actualmente, Dipp lleva el cargo de directora de Presidencia de Coparmex Nacional; una ganancia que no sea actriz ni retrato de talleres mecánicos.
El exceso de seguridad para sus nupcias se debió a la presencia de amigos políticos de Ávila Villegas; la calle Ignacio Manuel Altamirano lució como la zona más protegida en la entidad mexiquense. Por supuesto, Alfredo del Mazo, virtual ganador a la gubernatura del Estado de México y el presidente Enrique Peña Nieto acudieron, además de la llegada de José Antonio Meade, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y un carismático aspirante a la presidencia.
En tanto los mexiquenses vivimos en el Estado de la Desgracia. Ya quisieran los transeúntes del Cetram Toreo, por ejemplo, francotiradores, guardias militares y elementos de la policía estatal en cada pasillo y afuera de cada camioneta de cada ruta para cuidar a los pasajeros que día a día son asaltados por dos grupos coludidos con las autoridades municipales: el grupo de La Bolita y Los Cadeneros, quienes rodean a sus víctimas para arrebatarles objetos de valor, especialmente en el paradero norte.
Es donde no han remodelado y vive en la promesa de ser mejorado. Para un ejemplo más claro: de las salidas A hasta la K, con rutas al norte en su mayoría. Édgar Olvera, alcalde de Naucalpan no se ha hecho cargo de avanzar en el remozamiento y le echa la culpa a Xóchitl Gálvez, delegada de Miguel Hidalgo.
Esto significa una docena de andenes oscuros, en medio de ambulantes, basura y olor a orines, donde pasajeros son asaltados; suben a las primeras camionetas a despojar de sus teléfonos celulares a los pasajeros y se bajan con la calma de las autoridades que justifican “no podemos detenerlos, ya se fueron re lejos y si se van a la ciudad, no es nuestra jurisdicción”. Cinismo absoluto del gobierno panista de Naucalpan.
¡Y lo peor es que el alcalde y la delegada Xóchitl Gálvez lo saben!
Para las autoridades del Estado de México y municipales, sus demarcaciones no sufren como las demandas de los ciudadanos contra las malas medidas de atención. Eso sí, remozaron las protecciones del Periférico del Toreo hasta Perinorte, pero no contribuyen a la seguridad de la entidad, solo es estética.
Y que estas líneas sirvan solo para tomar una parte de tanto crimen en el Estado de México: feminicidios, inseguridad, violaciones sexuales y a los derechos humanos y vialidades. ¡Hagan algo ya!