Daniel CallejasBien dicen que “no hay fecha que no se cumpla, plazo que no se venza, ni deuda que no se pague”. Por eso, es momento de recordarle al presidente López Obrador que hizo un compromiso el 4 de enero de este año.
En aquel entonces, el mandatario había propuesto un plazo de 100 días –que ya estaría cumpliendo– en los que según él, la violencia bajaría “poquito a poquito”. Y ahora, en la tercera semana de abril, pide un tiempo extra de ¡seis meses! para recuperar la seguridad en el país.
Todo esto como respuesta a una masacre perpetrada el Viernes Santo en Minatitlán, Veracruz, donde el saldo fueron 14 personas muertas. El hecho causa alarma en un país que no ve cómo salvarse de no morir día a día. Y peor aún, con un presidente que se confronta con la prensa, porque “las cifras son distintas”, lo que refleja que para López Obrador, los muertos en México solo son una estadística.
De acuerdo con datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en los primeros cuatro meses de su administración (de diciembre a marzo) han sido asesinadas 11 mil 372 personas. Un incremento de 10% si se compara con los mismos meses un año atrás.
¿Les suena a que 2019 pueda ser el año más violento de la historia? Seguramente, por lo que seis meses más pueden significar una condena para los mexicanos.
Se le olvida algo al presidente: dijo que los días 20 de cada mes comentaría las cifras de homicidios para demostrar que las muertes van a la baja, según. ¿Lo ha hecho? No. Prefirió dar peso al acuerdo con la Secretaría de Energía (Sener) y la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) de mostrar los precios de las gasolinas cada semana.
Aquí entendemos las prioridades de Andrés Manuel a casi 150 días de tomar el cargo, en lo que, incluso, tarda tiempo esencial en reaccionar; tuvieron que pasar dos días para que diera postura sobre la masacre en Minatitlán y terminó echándole la bolita a gobiernos anteriores por heredarle “un cochinero” llamado México.
Este es un ligero guiño a favor de la Guardia Nacional y su aprobación, hoy en modo casi urgente para atacar frontalmente al crimen organizado, no solo de Veracruz, sino de todo México.
