El sábado pasado, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó por unanimidad una resolución sobre el acceso a la ayuda humanitaria en Siria, lo cual tomó por sorpresa a muchos en la comunidad internacional.
La resolución exige a las partes en el conflicto cesar las hostilidades sin demora durante al menos 30 días consecutivos, asegurando así una «pausa humanitaria duradera» para permitir entregas semanales de ayuda y evacuaciones médicas de los enfermos y heridos.
Si bien la resolución pinta un panorama de esperanza en el conflicto, lo cierto es que hay dudas sobre su impacto, principalmente porque la cesación de las hostilidades no se aplicará a las operaciones militares contra el Estado Islámico en el Iraq y el Levante, Al-Qaeda, el Frente Al-Nusra y todas las demás personas, grupos, empresas, así como entidades asociadas con grupos terroristas.
Sirios desplazados
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNICEF, por sus siglas en inglés), actualmente casi 13,1 millones de sirios necesitan asistencia y 6,1 millones de ellos se encuentran desplazados dentro de su propio país, de los cuales la mitad son niños, luchando por sobrevivir y hacer frente a la crisis.
Solo alrededor del 8% de los refugiados viven en campamentos. La mayoría tiene dificultades para instalarse en comunidades urbanas desconocidas o se ha visto obligada a vivir en entornos rurales informales.
Puedes leer: Los sirios que regresan a casa tras su experiencia en América Latina
Aunado a ello, los riesgos en el “viaje de escape” pueden ser tan altos como quedarse: las familias caminan durante millas a lo largo de la noche para evitar ser disparadas por francotiradores o ser atrapadas por las partes beligerantes que secuestrarán a hombres jóvenes para luchar por su causa.
Ghouta oriental
Algunos de los peores actos de violencia que hemos visto a lo largo de la crisis siria se están llevando a cabo en Ghouta oriental, incluso el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha afirmado que la situación en esta región es como «el infierno en la Tierra».
Cada día, la situación se vuelve más grave y los habitantes tienen poco o ningún acceso a alimentos, medicinas o suministros sanitarios. Incluso se ha afirmado que, debido al caos provocado por el aumento de los ataques, los pocos médicos que quedan en el área han sido obligados a usar drogas caducadas y luchar por el agua.
Dejar el hogar para huir de la guerra; los desplazados en el mundo
En los últimos días, más de 500 personas han muerto y más de 2.000 han resultado heridas. Las fuerzas del régimen de Bashar Al-Assad, con el apoyo de Rusia, han «continuado su bombardeo aéreo» de la zona en un esfuerzo por expulsar a los rebeldes.
Los ataques aéreos y los combates incluso continuaron este domingo, después de que se aprobara la resolución. En la mañana se produjeron dos bombardeos en la localidad de Al Shifunia, mientras que las fuerzas leales al presidente sirio lanzaron misiles en Harasta, Kafr Badna y Yisrín, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
La negociación tuvo que pasar por varias etapas para que al fin pudiera lograrse la aceptación de la resolución. Con relación a ello, la embajadora de los Estados Unidos en la ONU, Nikki Haley, acusó a Rusia de haber «arrastrado las negociaciones», ya que, como es bien sabido, son fuertes aliados del gobierno sirio.
Finalmente, cuando los miembros del Consejo tomaron la palabra después de adoptar la resolución, muchos elogiaron la unanimidad en ello, afirmando que el raro «momento de unidad» podría resultar en algo importante con relación a la respuesta del Consejo en el largo conflicto que se desarrolla en Siria. No obstante, también existe cierto escepticismo en si verdaderamente esta se aplicara tal y como se ha establecido.
Han pasado prácticamente 7 años y el conflicto parece no tener un fin cercano.