Seis votos del Colegio Electoral son necesarios para la nueva era en la presidencia de Estados Unidos con el demócrata Joe Biden. Hasta la noche de este miércoles, el partido azul tenía 264 sufragios de 270 para declararse ganador.
En las calles se escuchaba que este 3 de noviembre Biden fue “el candidato más votado” de la historia estadounidense, pero no es la novedad en un país que ha crecido en población y que mantiene dos partidos desde hace años.
Hubo 160 millones de personas que votaron, 100 millones de manera adelantada o por correo. Es probable que estos comicios lleguen hasta los tribunales, a diferencia del proceso de 2016.
En aquella ocasión, Trump perdió el voto popular por casi tres millones de sufragios ante la demócrata Hillary Clinton, pero ganó 304 votos electorales, y a la postre la presidencia.
Ahora Donald Trump peleará hasta las últimas consecuencias para ser el ganador. Apenas terminó la jornada electoral y tuiteó que le estaban robando las elecciones, a lo que Twitter reaccionó rápidamente para marcar la publicación como “engañosa”.
Joe Biden fue el primero en postear un mensaje en redes, que por la tranquilidad de éste, sugiere un mejor futuro para los ciudadanos de aquel país, que la violencia poselectoral calculada por una posible derrota de Trump, evidenciada en los tuits, conferencias y acusaciones.
La Casa Blanca previó disturbios y manifestaciones por lo que se “blindó” con vallas, además, muchos comercios cerraron temprano y pusieron tablas de madera en las cristalerías.
Estados Unidos tiene antecedentes de violencia, abusos policiales o tiroteos. De hecho, aunado al encierro por el confinamiento de la pandemia, la compra de armas incrementó 91 por ciento desde marzo, respecto al mismo periodo del año pasado, pues se vendieron 19 millones de armas.
Todo está relacionado: Cinco de cada diez personas que votaron por Trump consideraron como «muy probable» la violencia postelectoral si su candidato no asimilaba una derrota o la ponía a discusión, según una encuesta realizada por la Universidad de California, en Berkeley.
En su campaña, Donald Trump se dedicó a tejer un enjambre de dudas sobre el sistema electoral porque le cuesta mucho perder, y más una elección. Hoy será también una de las elecciones más litigadas de la historia por la ambición de un candidato.
Cualquiera que sea el resultado, el gran reto de Biden, si gana, o del republicano, si se queda, es darle más voz a la llamada “comunidad hispana”, a la defensa de los derechos de los afroamericanos (incluido el cese a la violencia racial) y a entender a la sociedad migrante que busca oportunidades, entre mucho más.
La prioridad es resolver la crisis por la pandemia de Covid-19. A creer en el gel antibacterial, en el cubrebocas; Biden y sus simpatizantes lo usan más que Trump y compañía. Es un ejemplo, pero hay que ver más allá de los muros y las fronteras.
Mientras tanto, un Donald nervioso hará lo posible por detener a Joe, quien está a nada de ser nuevo presidente de EU.