Faltan poco menos de tres meses para que en nuestro país se lleven a cabo las elecciones intermedias programadas para este año.
Por la cantidad de cargos a elegir (500 diputados federales, 15 gubernaturas, 30 Congresos locales y poco más de mil novecientos ayuntamientos) y el llamado a las urnas de cerca de 95 millones de electores registrados, los próximos comicios están llamados a ser los más grandes, importantes y complejos de la historia reciente del país. Del mismo modo, como parece ser costumbre, a su alrededor comienzan a presentarse las polémicas.
La selección de candidatos fue la primera de ellas. Entre buena parte de la sociedad comenzó a crecer la desilusión, el enojo o el estupor una vez comenzaron a conocerse las personas que competirían por los cargos de elección popular. Personalidades del medio artístico, deportivo, de los espectáculos o el entretenimiento conformaron poco a poco la lista de candidatos seleccionados.
De acuerdo con varios analistas, la razón de estos nombramientos obedece más a la lógica de buscar atraer votos apelando a la popularidad con la que ya cuentan estos candidatos, más que a las propuestas, programas, agendas o proyectos políticos propios que pudieran tener ellos o los Partidos que los postulan.
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Si bien la observación es acertada, esta deja de lado un elemento aún más importante para la escena política del país: la necesidad de preparar, acompañar y postular nuevas figuras políticas provenientes de las estructuras propias de los Partidos, para así renovar la escena política nacional.
Es claro que esa opción exige tiempo, pero sin duda sería una buena forma con la que se revitalizaría el desgastado ambiente político que se presenta hoy día. De la misma forma, se reduciría la necesidad de tener que recurrir a personalidades ajenas al ámbito político.
Lo anterior, no tiene como intención sugerir que los candidatos que no cuentan con una carrera política sean incapaces, ni se descarta de manera anticipada su desempeño, lo que se busca, es poner de manifiesto la necesidad que tiene la escena política mexicana de promover nuevas figuras que se identifiquen con los planes o proyectos propios de cada Partido.
Pero la polémica no se limita a este aspecto. En tiempo de elecciones es demasiado común ver cómo los políticos que buscan ser elegidos, cambian de un Partido a otro con tal de lograr una candidatura (o conservar su puesto). El hecho es significativo por dos motivos.
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Primero, porque muestra la falta de compromiso con su Partido y lo que este representa y en seguida; evidencia la debilidad institucional de los Partidos y del mismo entorno político mexicano.
Este panorama debería llamar ya nuestra atención para enfocar los mejores esfuerzos y dotar a la escena política mexicana de una estructura más robusta con la que se ofrezcan mejores alternativas a los ciudadanos y en su caso, se eviten realizar nombramientos bochornosos (por decir lo menos) como el de la candidatura en el Estado de Guerrero o la insistencia por otorgar nombramientos a políticos cuya reputación se ha degradado en demasía desde hace varios años, ya sea por sus constantes cambios de Partido o por la impopularidad que ellos mismos se han ido formando.
Conforme se acerquen las elecciones, estas concentrarán cada vez más la atención de la población y alrededor de ellas surgirán nuevas polémicas. Será extremadamente difícil para el ciudadano decantarse por una opción política o candidato, cuando en la actualidad pareciera que las diferencias políticas entre ellos (y entre Partidos) se difuminan.
Aun así, las encuestas parecen dar una amplia ventaja al Partido del presidente López Obrador y sugieren que el voto podría dividirse en dos, es decir, entre aquellos que están de acuerdo con la forma en la que hasta ahora se ha gobernado y quienes busquen con su voto formar una oposición frente al gobierno, particularmente en la Cámara de Diputados.
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Anticipar los resultados sería un ejercicio por demás aventurado, considerando que aún falta tiempo y muchos elementos relacionados con las elecciones aún se pueden ajustar.
En todo caso, el resultado de las elecciones no solo determinará quienes serán los elegidos para ocupar los cargos, sino que también situarán de manera ineludible y en su correcto lugar a los políticos y Partidos que tomen parte en el proceso electoral venidero.
Una vez se conozca el panorama político mexicano resultante del próximo 6 de junio, se podrán hacer evaluaciones y análisis de lo acontecido, pero si es que se desea que este sea distinto, la ciudadanía tendría que impulsar y promover entre políticos y Partidos, la renovación de sus integrantes con miras a que, dentro de la política mexicana en general, se distingan las distintas corrientes ideológicas y políticas de cada uno de ellos.
Lograrlo requerirá de tiempo y participación, pero sin duda imprimiría una dinámica política distinta. Quedará entonces entre nosotros que esto suceda.
Por último, quiero sumarme a las felicitaciones por el cuarto aniversario de FrojiMX, proyecto que ha logrado consolidarse y volverse una fuente de consulta fiable y valiosa. Agradezco a Rodrigo Gutiérrez permitirme colaborar en este excelente espacio. ¡Felicidades a todos en FrojiMX! ¡Que vengan muchos años más!