Desde prisión “El Betito” sigue controlando a La Unión, el cártel mandamás de la CDMX, mediante un grupo selecto de “capitanes”, así lo expone Antonio Nieto, autor del libro El Cártel Chilango, en entrevista con FrojiMX
Una decena de hombres se aglomeran en un pequeño cuarto sin muebles, la única “decoración” son dos cuerpos sin vida y sangre por todas partes. Los sujetos comienzan a desmembrarlos. Uno de ellos toma la cabeza de una de las víctimas, le corta el rostro, desprende la piel del hueso y como si fuera una máscara se la coloca en la cara. Todos ríen.
El protagonista de tan sangriento y surreal momento es José Alberto Maldonado López, mejor conocido como “El Betito”, y es relatado por Antonio Nieto en su libro El Cártel Chilango. Los cuerpos de las víctimas aparecerían más tarde sobre el puente de Nonoalco, en la avenida Insurgentes, en Tlatelolco, Ciudad de México, el 17 de junio del 2018.
“El Betito” era, hasta su detención en agosto del 2018, el criminal más buscado de la capital del país. Actualmente, ya sin el foco mediático sobre él, lidera el cártel de La Unión desde prisión, así lo asegura Antonio Nieto en entrevista con FrojiMX.
“No hay guerras internas, no hay revueltas […] el líder de La Unión sigue siendo El Betito, no hay más”, insiste Nieto, reportero de investigación especializado en delincuencia organizada.
Esto se explica porque los hombres de “El Betito” que siguen en libertad, según explica Antonio Nieto, son amigos cercanos del capo, quienes “han estado en la misma prisión, que han dormido con él, que han formado ligas familiares”.
LOS CAPITANES
Abajo de “El Betito”, explica Antonio Nieto, hay un grupo selecto de “capitanes”, de los cuales solo dos están detenidos: David García Ramírez, alias “El Pistache”, y Pedro Ramírez Pérez, “El Jamón”.
“El Jamón”, dice Nieto en su libro, tenía su bastión criminal en la alcaldía Azcapotzalco, donde controlaba todas las movidas ilegales, a la vez que se encargaba de la vecindad de Paraguay 62, en el Centro, un “nido de sicarios” con bodegas, casas de seguridad y bares escondidos entre viviendas.
Por su parte, “El Pistache” era el encargado de controlar los antros para La Unión, fue él quien comenzó a utilizar un estilo más “fresa”, vistiendo ropa de marca, para camuflarse en el ambiente nocturno de la capital del país y alejarse del estereotipo de “narco”.
Fuera de ellos, detenidos en mayo del 2019 y octubre del 2018, respectivamente, la mayoría de los “capitanes” de La Unión siguen operando en libertad, lo que refleja lo poco que se ha visto afectada la estructura criminal del cártel.
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“El Elvis”, de quien no se tiene nombre, es uno de los principales capitanes de La Unión, según explica Nieto, a quien incluso llega a calificarlo como “segundo al mando” del cártel.
En la lista sigue “Mi Jefe”, identificado solo como Raúl, de bajo perfil y descrito por Antonio Nieto como “pieza fundamental” de La Unión.
También está “El Manzanas”, de quien se conocen tan pocos detalles que ni su nombre es referido en el libro.
Considerado un “amigo de toda la vida” de “El Betito”, está Gabriel Sandoval Pastrana, alias “El Perro”. Quien pasó de controlar la extorsión de pequeños comercios y vendedores informales del Metro, a encargarse del dinero de Maldonado López.
Eduardo Ramírez Tiburcio, “El Chori”, uno más de los capitanes de La Unión, quien además de ser buscado por formar parte de la cúpula del cártel tiene una orden de aprehensión por la desaparición de su exnovia, Atzin Molina.
Quien escaló poco a poco dentro de la cúpula de La Unión hasta convertirse en capitán es Víctor Hugo Ávila Fuentes, “El Huguito”, sobrino de “El Chori” y principal pistolero del cártel. Se le acusa de ser uno de los sicarios vestidos de mariachi que realizaron un ataque en Plaza Garibaldi el 14 de septiembre del 2018.
Otro más de los capitanes de La Unión sin nombre es “El Pera”, quien al parecer es un contador del cártel.
Edgar Uriel González López, alias “El Uriel”, señalado como brazo derecho de “Mi Jefe”, finaliza la lista de los capitanes de La Unión.
Y LA UNIÓN SIGUE
La detención de “El Betito” poco afectó a La Unión. De acuerdo con Nieto, el único negocio criminal que se vio afectado el cártel fue uno que tenía con Colombia, país que surte la droga.
“A raíz de la detención de El Betito, la relación que tenía en Colombia aparentemente se trabó, porque probablemente no querían negociar con alguien más que no fuera con él”, explica Antonio Nieto.
El negocio en Colombia era tal, dice el autor de El Cártel Chilango, que “El Betito” había comprado avionetas y La Unión tiene ya oficinas de operación en Cancún, Quintana Roo. Fuera de eso, La Unión sigue.
Pareciera que el principal negocio de este cártel chilango es el narcomenudeo, pero no. “Lo que vende La Unión es el terror, su segundo negocio es la droga”, sentencia Antonio Nieto.
“Lo que La Unión vende es la violencia, si tu te alineas conmigo vas a tener el refuerzo de la violencia, el soporte, que es lo que no tienen los grupos de narcomenudistas, lo que venden ellos es el terror, el miedo, la violencia y no todos los grupos criminales, por más que lleven 50 años en la ciudad, tienen esa capacidad de fuego”, explica Nieto.
Una muestra del negocio del terror ocurrió en septiembre del 2017, cuando “El Betito” reunió a líderes de grupos criminales de varias zonas de la capital para “alinearlas”, les ofreció protección e incluso podían usar el nombre de La Unión a cambio de una cuota, básicamente las hacía sucursales. La mayoría aceptó.
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Uno de esos «gerentes» de sucursal era, por ejemplo, Óscar Andrés «El Lunares», criminal que se hizo famoso el año pasado por ser detenido en tres ocasiones, luego que jueces ordenaban su liberación. O Lennin Canchola, cuyo nombre aparece recientemente en los medios y quien por años usó el nombre de La Unión.
Aunque el miedo no lo es todo, el factor “Betito” también fue importante, pues él conoce a la mayoría de los jefes del mundo criminal de la ciudad desde muy joven.
“Si la junta la hubiera hecho otra persona, no van, El Betito no se hizo famoso en el mundo del hampa con La Unión, él ya lo era, solo que no estaba en los ojos de los medios […] la fama -desde la correccional de menores- de matón, le ganó mucho respeto en el ámbito mafioso”, indicó Nieto.
Sin embargo, nada está escrito y Antonio Nieto prevé que este 2021 será un año clave para el rumbo de La Unión, lapso en el que se resolverá si el cártel está para quedarse o llegará su declive.
“Este año va a ser clave para el rumbo que va a tomar La Unión […] si hemos visto que han agarrado miembros un tanto importantes, pero no sabemos bien si esto responde a una operación dedicada a desmantelar al cártel o son acciones reactivas por la violencia […] en 2021 se va a resolver si la Unión está para quedarse o llegará su declive”, concluye Nieto.
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