Rusia 2018: economía y política presentes en el futbol (Parte 2)

El próximo 14 de junio dará inicio el que posiblemente sea el evento deportivo del año. El mundial de futbol Rusia 2018 programado a realizarse hasta el día 15 de julio acapara sin duda las miradas y comentarios de una buena parte de la sociedad, siendo que este evento es considerado el más importante torneo de futbol. Durante 32 días (de los cuales, en 25 habrá juegos) 11 ciudades rusas serán anfitrionas de la competencia, siendo la capital rusa, Moscú, el lugar en donde se inicie y termine la competencia.

No obstante, alrededor del gran evento deportivo que se espera sea Rusia 2018, un considerable número de factores y eventos externos convergen e interactúan entre sí, siendo estos a menudo desconocidos, no considerados u opacados por el evento mismo.

Trataremos entonces de considerar y nombrar (algunos) de los aspectos económicos y políticos que se encuentran dentro del marco de la competencia veraniega

Rusia 2018: economía y política presentes en el futbol (Parte 1)

Entre lo político y lo deportivo

Antes de comenzar a detallar los puntos que trataremos en este apartado, es importante comentar que los mismos son abordados desde un punto de vista distinto al futbolístico o deportivo, pero en el contexto de la competencia misma que se da en el torneo mundial de la FIFA. Dicha competencia se da ahora en el ámbito político y como un complemento a la cancha, guardando claro, las debidas diferencias entre el país, el Estado, su elemento nacional y la participación de la respectiva federación de futbol.

El juego inaugural de la copa mundial de 2018 enfrenta al equipo anfitrión, el conjunto ruso contra el equipo de Arabia Saudita. En lo deportivo seguramente tendrá poco que ofrecer dado que el equipo saudí actualmente se encuentra clasificado en la posición 67 (comparte lugar con Mali), y a pesar de haberse clasificado a la competencia con una marca ganadora, regresa al torneo después de 12 años. Mientras que el equipo ruso no tuvo que eliminarse para clasificar, al ser sede su participación estuvo asegurada, aunque en el mundial de Brasil 2014 fue eliminado desde la fase de grupos, parte como favorito ante los saudíes.

En este juego en particular es casi inevitable hacer la analogía con los acontecimientos que se han suscitado fuera del campo y que se han acentuado en los últimos años. El conflicto en Siria no ha derivado solamente en el enfrentamiento de Rusia y los Estados Unidos; potencias regionales entre ellas Arabia Saudita han tomado parte en él. Aunque Moscú apoya al régimen actual en Damasco no ha actuado de manera franca en los enfrentamientos que se dan al interior del país, y únicamente se limita a prestar apoyo aéreo en las incursiones que hacen frente a los grupos islamistas radicales.

Por su parte Riad ha tenido una participación menos visible en el conflicto, pero no por ello menos importante. En más de una ocasión se comentó que la Corona saudí había fungido como financiador, proveedor y capacitador de elementos ligados principalmente al Estado Islámico y antiguamente al grupo al-Qaeda, e igualmente a través de un cable diplomático filtrado por WikiLeaks revelando que los planes políticos de Arabia Saudita en Siria estaban enfocados a derrocar al actual régimen sirio, pero buscando evitar una confrontación o molestia con Rusia.

En efecto, las relaciones entre Rusia y Arabia Saudita al momento no han llegado a límites de tensión similares a los que se tienen entre Moscú y Estados Unidos o Riad con Qatar, por ejemplo, aunque la posibilidad es latente, puesto que hay intereses encontrados entre los gobiernos de ambos países. Por una parte, Rusia pretende mantener y apoyar al actual gobierno en Siria, mientras que Arabia Saudita busca derrocarlo para evitar una revancha por parte del gobierno sirio por apoyar a los grupos radicales islamistas. El enfrentamiento deportivo podría ser entonces análogo.

Adicional a lo anterior el juego entre Rusia y Arabia Saudita se torna interesante también, desde la perspectiva económica de la cual hablamos al inicio. El patrocinio de la empresa energética rusa Gazprom seguramente encontrará competencia a futuro con la empresa petrolera Saudi Aramco, cuya salida a Bolsa se ha programado para 2019, incluso se espera que con la venta del 5% de sus acciones se generen cerca de cien mil millones de dólares. La producción esta garantizada, pues como bien se sabe la región es sumamente rica en recursos petroleros. El juego entre Arabia Saudita y Rusia fuera de la cancha podría ser más intenso que el del partido inaugural del 14 de julio.

Garantizar la seguridad durante los días que dure el evento es un tema primordial. Las autoridades rusas deberán no solamente de evitar las peleas entre hooligans, tendrán que atender también las posibles amenazas o ataques provenientes de grupos terroristas. La posibilidad no es lejana dado que en la actualidad el apoyo ruso en Siria para hacer frente a los grupos terroristas como el Estado Islámico o Jabhat al-Nusra continúa. Lo anterior cobra mayor seriedad una vez que el primer grupo ha amenazado con volver los estadios campos de batalla.

Las amenazas han sido publicadas en posters a través de internet y no solamente van dirigidas a las autoridades rusas, en varias publicaciones se muestran a jugadores como Lionel Messi, Cristiano Ronaldo y Neymar entre otros, siendo golpeados, atados, encarcelados, torturados e incluso siendo decapitados en pleno terreno de juego. A principios de año el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB), dijo haber frustrado un intento de atentado en las cercanías de Moscú, además de haber detenido a un grupo de personas que se comunicaban mediante el servicio de mensajería ruso Telegram con otro grupo en Siria.

Garantizar la seguridad del evento y evitar que se susciten atentados será una prueba más para demostrar el potencial y la capacidad operacional que tienen los sistemas de defensa del país. A nivel internacional ha demostrado tener capacidad suficiente para participar o responder en las ocasiones que han sido necesarias. Ahora terminará de mostrar su eficiencia y valía a nivel local. Los sistemas de vigilancia parecen estar funcionando y será el más reciente sistema (Júpiter-G3) el que coordinará de manera presencial y virtual los sistemas policiacos de respuesta, complementario a lo anterior, la vigilancia aérea y un nuevo sistema anti-drones será utilizado, buscando cubrir cualquier vulnerabilidad blanco de ataques terroristas. El mundial ofrece a Rusia una nueva oportunidad para mostrarse como potencia.

Es de destacar que el sistema Júpiter fue presentado en Kaliningrado, una de las once sedes del mundial. Allí se llevarán a cabo cuatro partidos, Croacia contra Nigeria, Serbia contra Suiza, España contra Marruecos y finalmente el juego de Inglaterra contra Bélgica. El hecho de que la ciudad haya sido nombrada sede puede tener una lectura geopolítica interesante considerando el contexto de las actuales tensiones entre Rusia y Europa.

Kaliningrado (en un principio parte de Prusia y con pasado alemán, polaco y soviético) es ahora una provincia rusa situada justo entre Polonia y Lituania; ofrece una importante proyección política y militar sobre Europa y el Mar Báltico. Después de la anexión de la península de Crimea en el 2014, los Estados vecinos a Rusia incrementaron sus niveles de vigilancia y pusieron en alerta a sus respectivos ejércitos, siendo particularmente más dinámicos los países bálticos (Estonia, Letonia, Lituania y Polonia, todos miembros de la OTAN). La situación se volvió más tensa cuando Dinamarca (también miembro de la OTAN) anuncio el aumento en su gasto militar y Suecia (que no es miembro de la OTAN) comenzó a realizar ejercicios militares en el Mar Báltico. La cuestión no es menor, pues Kaliningrado funge como sede de la flota rusa en el Mar Báltico apoyada también por aviones, helicópteros y cohetes militares, además claro, del personal que opera en la zona.

Los cuatro partidos a disputar en Kaliningrado podrían enmarcarse fuera del contexto de la tensión militar, pero el hecho de que la provincia haya sido designada sede, debe ser considerada como una muestra de presencia y protección permanente en ella. La infraestructura civil (puertos y aeropuertos) para trasladar a los equipos y aficionados desde Kaliningrado (que no tiene frontera terrestre con Rusia) acortan las distancias y rompe el aislamiento entre ellos; lo anterior, visto desde el punto de vista defensivo (u ofensivo) resulta de mucha utilidad para la comunicación entre ambas partes.

Lo mencionado anteriormente da cuenta de los escenarios que se presentan en el marco de la competencia, no obstante, estas mismas condiciones se hacen presentes incluso antes de que el evento si quiera comience.

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Y previo al mundial…

Aun con los siete años de guerra en Siria, la selección de futbol de ese país estuvo muy cerca de clasificarse para el mundial de Rusia. Su participación durante la etapa de clasificación estuvo plagada de conflictos. El peligro de jugar entre proyectiles y no contar con un estadio propio para disputar los partidos como local eran de inicio las primeras condicionantes, además los jugadores y entrenadores no lograban obtener los permisos necesarios para jugar fuera del país. Omán y Malasia fueron las sedes de los partidos de local de la selección siria. Su racha ganadora le valió para jugar en contra de Australia en la búsqueda de un lugar en la próxima edición del mundial. Finalmente, no lo logró.

El juego en Sídney tuvo como peculiaridad la participación de la afición siria que acudió al partido. Portando los colores y la bandera del Ejército Libre Sirio (opositor al actual gobierno en Siria) a los aficionados se les impidió el acceso. De hecho, en el estadio australiano se prohibieron todo tipo de banderas que no fueran la de Australia o la de Siria.

El tema entre Ucrania y Rusia en relación con la península de Crimea también se hizo presente. Poco después de la anexión, nacionalistas ucranianos comenzaron a instar a los ciudadanos a no visitar la Crimea anexada mediante la colocación de anuncios en los cuales se decía que los ucranianos que visitaran la Crimea rusa dejaban de ser ucranianos. La situación se lío todavía más cuando Lugansk, Donestk y Jarkov provincias ucranianas decidieron estrechar más los lazos económicos y energéticos con Rusia, e inevitablemente las cuestiones políticas y sociales comenzaron a hacerse presentes en lo deportivo.

Durante la etapa de clasificación al mundial y con posibilidades de que el equipo ucraniano lograra su pase, directivos de la Televisión Nacional Ucraniana habían decidido a priori, no trasmitir ninguno de los partidos del equipo en el mundial, e incluso habían expresado junto con los dirigentes de la federación ucraniana de futbol su deseo por la eliminación del equipo durante las clasificatorias antes de tener que competir en Rusia. El deseo se hizo realidad en el Estadio Olímpico de Kiev; Ucrania perdió dos a cero frente a Croacia. El futbol no pudo limar las asperezas.

Lo descrito anteriormente pretende dar un punto de vista distinto al deporte y al juego mismo. Las implicaciones económicas, políticas y sociales que se dan en el contexto de la competición permiten dimensionar entonces que, en el ambiente de un partido de futbol, en donde se ondean banderas y se escuchan cánticos se refleja de manera simbólica un nuevo enfrentamiento, simbólico, que se suma a los temas fuera de la cancha.

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