El oriente de la Ciudad de México siempre ha quedado “para después” en los gobiernos desde 1997, todos izquierdistas, con diferentes nombres de partido, pero misma idea y políticos.
Ni Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Rosario Robles, Marcelo Ebrard o Miguel Ángel Mancera se fijaron lo suficiente en los habitantes de Iztapalapa, Tláhuac, Milpa Alta o Iztacalco.
Una cuarta parte de la ciudad está en el olvido. En escaso desarrollo, en tragedias que solo pueden pasar en México.
La noche del lunes 3 de mayo de 2021 se suma a otras fechas trágicas en el Metro de la CDMX.
Ya había pasado en las estaciones Viaducto (1975), Oceanía (2015), Tacubaya (2020), el incendio en el centro de Control (enero 2021) y el más reciente y peor hasta el momento: La caída de un convoy, del tren 07, de la Línea 12, que no llegó a la parada Olivos.
#Video del @C5_CDMX muestra el momento de la caída del tramo en la #Linea12 del #MetroCDMX: pic.twitter.com/zHBI2O0Yh3
— FrojiMX (@Froji_MX) May 4, 2021
Menos aún, llegaron decenas de heridos y muertos por no un incidente, sino una negligencia por parte de gobiernos anteriores y este. El colapso, a las 22:22 horas, sepultó toda la confianza que se podía tener en un medio de transporte como en la “Línea Dorada”.
Aquella línea donde no había “vagoneros”, no se podía comer en el tren, siempre limpio y muy amplio, la que presumía el gobierno del ahora secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, hoy cierra. Y apenas tiene nueve años de haberse inaugurado. ¿Cómo estarán las otras líneas? La respuesta es conocida.
Tanto como que los directivos del Metro, Jorge Gaviño, el sexenio pasado, y Florencia Serranía, del actual, nunca hicieron nada. Sabían que podía pasar.
No queda ahí, puesto que las empresas encargadas de la construcción de la Línea 12 del Metro, fueron las integrantes del consorcio ICA, Alstom-Carso, mientras que los trenes fueron provistos por Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF).
Las primeras observaciones señalan una falla estructural de origen, me comentó un ingeniero civil que pudo ser una deflexión en la ballena, que se da por tres razones: mal diseño, mala colocación o mala fabricación, pero debemos esperar los peritajes.
Eso es lo de menos, por decirlo de manera material. Hay vidas que se fueron. Brandon, de 13 años, Juan Luis, de 39, el señor Lorenzo, de 60, y otros 22 más, no llegaron a casa por una negligencia, no por un incidente.
En nueve años el mantenimiento fue contado. Ya dábamos cuenta en FrojiMX de la falta de mantenimiento cuando se incendió el Centro de Control del Metro en enero.
Hoy deben caer los responsables, se llamen como se llamen, tengan el puesto que tengan.
El valemadrismo y la corrupción hoy tienen bajo peritaje el colapso de la Línea 12. Y que no vengan a acusar a gobiernos anteriores, porque los capitalinos tienen la misma fórmula partidista (PRD), pero con otro nombre (Morena), a cargo de la Ciudad de México.
Y ahora, quienes dejaron esta línea derrumbada, se proponen construir otras obras magnas —y caprichosas— del gobierno federal: Tren Maya (otro transporte que se mueve en vías), por ejemplo.
Apuraron la construcción de la Línea 12 a cambio de intereses empresariales, hasta dos jefes de Gobierno estuvieron presentes (Ebrard al final de su cargo, Mancera como electo) en la inauguración, más la complicidad de Felipe Calderón y Mario Delgado —entonces secretario de Finanzas— (y el mismo que está “al cien con ya saben quién”).
Sin olvidar las decenas de denuncias en redes sociales de otras estaciones que corren el mismo riesgo y peor tragedia, porque son situaciones que nadie espera, que pueden pasar en hora pico o cuando vuelva a su normalidad la capital.
Tres días de luto nacional no regresan la vida a 25 personas que murieron luego de trabajar tanto y en medio de un contexto de crisis económica por la pandemia. En una ciudad donde te tienes que cuidar de las malas decisiones de los gobernantes.
La pinche angustia de vivir bajo un gobierno que ya no sabe cómo desviar la atención ante su ineptitud y falta de propuestas para la gente que votó por ellos. La insensibilidad viste de guinda, pero portaba color amarillo.