Ya salieron los destapados por todos lados y parece que entre más rápido, mejor para Morena, después de haber quedado mal parados el 6 de junio pasado.
Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal están cantados para suceder a Andrés Manuel López Obrador; quien tiene más simpatía para ser elegida por dedazo, como en el viejo PRI, es la jefa de Gobierno. Si bien los números hacen que el canciller le dé la vuelta, habrá que ir poco a poco en la carrera hacia 2024.
Porque bien lo sabemos, a pesar de que “la gente elige”, según el Presidente, éste tendrá la decisión final de escoger a su mejor carta. Ni siquiera se trata de justicia, a sabiendas que Marcelo ha sido sacrificado otras veces, o de Monreal, que está por dar el salto.
Antes de desplazarnos tres años y visualizar precandidatos para Morena, hay dos pruebas a considerar: las elecciones de 2022, en las que se eligen seis gubernaturas (Oaxaca/PRI, Tamaulipas/PAN, Hidalgo/PRI, Durango/PAN, Aguascalientes/PAN, Quintana Roo/PRD), en las que el Revolucionario Institucional tratará de sobrevivir, y donde Acción Nacional puede volver a levantarse como una fuerza de oposición.
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Adicional está 2023, donde Coahuila y el Estado de México, gobernados por el PRI, serán puestos a prueba para saber cómo trabajó cada administración. Hoy mismo, nadie habla del gobierno de Alfredo del Mazo, quizá porque ha quedado a deber y no se le ve como presidenciable.
Para 2024, nueve estados, incluida la CDMX, renuevan gubernaturas y la capital será la cereza del pastel que acompañe un triunfo presidencial morenista en caso de que suceda. La historia nos dice que la Ciudad de México siempre ha sido de izquierda, así que el triunfo está por demás calculado, mas no asegurado.
Por cierto, si Sheinbaum se postula y es la elegida por Morena para la grande en tres años, tendrá que tomar licencia y dejar la CDMX en manos de Martí Batres —como jefe de Gobierno interino—, el sueño dorado del morenista más radical, colocado como secretario de Gobierno. Tal como le pasó a Alejandro Encinas en 2005 cuando López Obrador perdió la elección de 2006.
No está de más decir que Batres puede ser candidato a dirigir la CDMX, recordando que perdió su aspiración en 2018, precisamente frente a Sheinbaum, en ese entonces alcaldesa de Tlalpan. Esta vez, Claudia lo premia y pone en vitrina.
Lo que sí es que hay que caminar antes de correr hacia la presidencial.
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